Hoy les quiero compartir una delicia! Es una de mis recetas favoritas porque a todos nos encanta, especialmente a Sofi mi hija de 3 años.
Es mágica porque es simple, con sólo dos ingredientes la preparas como salsa o como mermelada y lo más importante hecha en casa sin aditivos.
A fuego lento , muy lento y sin necesidad de que estes pendiente de ella se va transformando en una deliciosa salsa que puedes acompañar de maravilla con un pan integral masa madre, con in porridge como el que te compartí en otro post, con una galleta de arroz o simplemente solita con semillas de girasol.
Aquí te dejo el video de YouTube con el paso a paso:
Ingredientes
2 tazas de fresas frescas
1 pizca de sal marina
Preparación
Lava bien las fresas y córtalas en trozos grandes.
Ponlas en una olla con una pizca de sal y revuélvelas suavemente (puedes masajearlas un poco y suavemente para que suelten jugo).
Tapa la olla y cocina a fuego bajo, sin destapar, entre 30 y 45 minutos, dependiendo de qué tan líquida o espesa prefieras la salsa.
No necesitas azúcar: el calor lento concentra la fruta y crea una dulzura natural.
Tip: si la quieres más ligera, cuécela menos tiempo; si la prefieres espesa y concentrada, déjala cerca de 1 hora.
Energía desde la mirada macrobiótica
La fresa refresca y aporta ligereza al cuerpo y a la mente, despertando alegría.
La pizca de sal equilibra esa energía y potencia su dulzura natural, generando un balance armónico.
Puedes guardarla en un frasco de vidrio en la nevera hasta por 4–5 días.
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