Sopa de miso: receta fácil macrobiótica para enraizar y fortalecer.
Esta es una de mis recetas preferidas y un pilar fundamental en la cocina macrobiótica, considerada como una medicina cotidiana que limpia, estabiliza y fortalece la energía vital.
Para mí, esta sopa es ideal para romper el ayuno de la mañana. Cuando la tomo, siento como si mi cuerpo recibiera un abrazo profundo, cálido y sanador.
El miso, uno de los grandes inventos japoneses, es maravilloso por sus enzimas y microorganismos vivos. Por eso es clave NUNCA dejarlo hervir. Aunque este no es un post patrocinado por Eden Foods, si tienes la oportunidad de conseguirlo te lo recomiendo: sus misos no son transgénicos (GMO free) y lo más importante es que su proceso de fermentación dura dos años, algo muy difícil de encontrar.
Mi amor por el miso hecho de manera tradicional y por apoyar marcas cuyo propósito es realmente nutrirnos y no solo enriquecerse es tan grande, que ahora que vivo en Colombia lo pido desde Estados Unidos. Aun así, un paquete me dura hasta seis meses porque basta con una sola cucharada como verás en la receta.
La sopa de miso tiene superpoder: puede restaurar nuestro equilibrio físico, emocional y energético. Te invito a desayunar con ella. Puedes prepararla y guardarla hasta tres días en la nevera.
Existen muchas versiones. Aquí te comparto la que preparo casi para todos los días: una versión larga y concentrada, con raíces y verduras dulces. Aunque es ideal para otoño e invierno, también es perfecta cuando te sientas cansada, con digestión débil o necesites enraizarte.
Receta: Sopa de miso tradicional (versión larga)
Ingredientes (2–3 porciones):
1 cda. de pasta de miso
1 cdta. de algas wakame (o lo que tomes con los dedos)
3 tazas de agua filtrada
1 cebolla redonda amarilla pequeña
1 zanahoria mediana
1 hoja de repollo verde
Preparación:
Remoja el alga 5 minutos hasta que se expanda.
Corta las verduras: la cebolla en rodajas finas, la zanahoria en medias lunas y el repollo en tiras delgadas.
Coloca todo en una olla con las 3 tazas de agua. Lleva a hervor, baja el fuego al mínimo y cocina 1 hora a 1 hora y media.
Retira media taza de caldo caliente, disuelve allí la cucharada de miso y vuelve a añadirla a la olla dejálo en fuego lento durante uno o dos minutos.
Recuerda: Nunca lo hiervas.
Sirve caliente y disfruta de su sabor profundo y reconfortante. opcional: añadir zumo de gengibre
Espero que disfrutes esta sopa tanto como yo y mi hija Sofi. Para nosotras se ha vuelto un ritual cotidiano de cuidado y calor interno, y deseo que también te acompañe en tus mañanas o en esos momentos en los que necesites volver a tu centro.
Xoxo,
Alannah