La Mejor Receta con Soja Negra: Horneados, cremosos y fortalecen profundamente riñones
Hay una magia en la macrobiótica que ocurre en el fuego de la cocción. Cuando se cocina con paciencia, el resultado es medicina. En esta receta, la cocción es larga, lenta y en capas.
Esta receta la aprendí en el curso de macrobiótica en el que estuve recientemente, y la verdad es una de mis favoritas.
Llegué a ese curso con un agotamiento increíble del cual ni siquiera me había conscientizado. En el mundo moderno en el que vivimos, el agotamiento se ha vuelto el pan de cada día.
Desde que tuve a mi hija, me sentí completamente drenada.
Salí de un parto de tres días que terminó en cesárea.
A la semana ya estaba trabajando. Después vino una mudanza, y luego muchas más en los siguientes dos años.
No me daba cuenta de que cada día me desgastaba un poco más. Una parte de mí no quería abandonar mi espíritu aventurero, ese impulso de andar por el mundo con ligereza y flexibilidad. Pero aprendí que hay momentos en la vida que piden recogimiento: volver hacia adentro, rodearnos de dulzura, de calma, de estabilidad.
Nuestro cuerpo nos pide esto en distintos momentos. Y no significa que no podamos continuar con la vida que “queremos”; simplemente significa que nuestro cuerpo, y seguramente nuestra alma, nos piden una pausa.
Cuando no escuchamos esa pausa, el agotamiento se vuelve profundo.
El desgaste crece.
Y llega un momento en el que ese desgaste puede convertirse en un grito de auxilio del cuerpo: enfermedad.
Cada vez que preparo esta receta, siento algo profundo. Siento un cambio, un llamado, una gratitud que nace desde mis entrañas.
Los riñones —guardianes de la energía vital— se agotan cuando no nos cuidamos. Y también se fortalecen con prácticas tan simples y amorosas como esta.
A esta medicina —que llamo receta— le tengo una profunda devoción. Nos ayuda no solo a fortalecer los riñones, sino también a estabilizar emociones como el miedo, el agotamiento y la inseguridad.
Emociones que nacen en unos riñones débiles, en un desgaste de nuestra energía vital (ki).
Las diferentes capas de cocción de esta receta son importantes.
No solo permiten que la legumbre tenga un efecto más fortalecedor, sino que cada capa de fuego aporta su cualidad. El fuego lento, por ejemplo, es un regalo: es la energía de la paciencia. Aporta estabilidad emocional al alimento y, por extensión, a quien lo come.
Desde la perspectiva macrobiótica, la forma de cocinar transforma completamente el efecto de un alimento.
No es solo técnica: es energía, propósito y dirección.
Por eso, en esta receta medicinal profundamente fortalecedora, son esenciales las tres formas distintas de cocción.
Receta con Soja Negra Horneada:
Para los frijoles
1 taza de frijoles de soja negros orgánicos
1 tira de alga kombu
Agua abundante para remojar y cocinar (el agua de remojo se descarta)
1 cucharada de miso (si quieres un efecto más profundo: 1 ½ cucharadas)
Para las cebollas
1 cebolla grande, cortada en medias lunas
1 pizca de sal
Para el montaje
1 taza de nata de avena (receta abajo)
1 cuadrito de mochi
Refractaria para horno
PREPARACIÓN
1. Remojo
Lava bien los frijoles.
Ponlos a remojar toda la noche con agua filtrada y la tira de kombu.
A la mañana siguiente, descarta el agua de remojo y conserva la kombu.
2. Cocción en olla de presión
Coloca los frijoles en la olla con agua nueva filtrada y el kombu.
Cocina a presión por 35–40 minutos.
Deja que la presión baje sola.
3. Cocción lenta adicional
Destapa la olla y, sin cerrarla por completo, déjala 90 minutos a fuego muy lento.
4. Cebollas
Coloca las cebollas en medias lunas en una olla.
Agrega una pizca de sal.
Cocina a fuego muy bajo, tapadas, durante 20–40 minutos, hasta que queden dulces, suaves y casi cremosas.
5. Disolver el miso
Toma un poco del caldo caliente.
Disuelve allí el miso (1 a 1 ½ cucharadas).
Mézclalo con los frijoles.
6. Separar caldo y frijoles
Cuela los frijoles.
Reserva el caldo: es un tónico mineral para sopas.
7. Nata de avena:
Ingredientes:
1 taza de avena
4 tazas de agua
Preparación:
Lleva a hervor.
Cuando hierva, baja el fuego y cocina 10–15 minutos.
Licúa y cuela.
Listo: una crema suave, nutritiva y natural.
8. Rallar el mochi
Ralla el cuadrito de mochi por el lado mediano del rallador.
9. Montaje
En la refractaria mezcla:
los frijoles con miso
las cebollas cocinadas
la nata de avena
Revuelve suavemente y distribuye el mochi rallado por encima.
10. Horneado
Precalienta el horno.
Hornea a 250 °C hasta que el mochi esté:
dorado, ligeramente crujiente, burbujeante.
No debe quemarse; solo dorarse suavemente.

